Mindfulness, mejorando el rendimiento de nuestras acciones formativas

¿Cómo puede el mindfulness mejorar la experiencia de nuestros alumnos? Es importante tener en cuenta que no siempre lo más rápido es lo mejor y que quizás es una buena idea elaborar nuestros planes de contenidos formativos en base a la dificultad de aprendizaje que pueden tener estos o el tiempo que pueden dedicarle a la formación las personas que la reciben.

Aprendizaje y memoria

La relación entre el aprendizaje y la memoria es increíblemente estrecha y está entrelazada.

También el estrés es una parte muy importante del proceso y que influye en la calidad del aprendizaje. Hay muchos estudios que nos muestran que el estrés no es algo totalmente negativo, en relación con el aprendizaje. Sin embargo, el nivel de estrés que podemos soportar y su duración son los que realmente influyen en este sentido.

Tener un conocimiento básico de nuestros propios recursos cognitivos, nos permite no sólo ser más conscientes y comprensivos con nuestras mismas limitaciones, sino que también nos permite protegernos.

Cómo influye el estrés en el proceso de aprendizaje

Para nosotros, responsables de formación, es imprescindible tener un conocimiento de base sobre cómo funciona el cerebro, cómo se desarrollan las emociones y sobre el estrés. Estas informaciones nos dan más conciencia de las opciones que tenemos a la hora de diseñar nuestros contenidos formativos, creando herramientas que sean funcionales desde el punto de vista cognitivo para las personas que están recibiendo esta formación.

La mejor manera de recordarlo es consultarlo con la almohada

Es esencial también recordar, que el cambio entre memoria breve y memoria a largo plazo pasa durante la noche, a través del sueño. Muchas veces, pensando en las acciones formativas, queremos llegar al máximo resultado en el menor tiempo posible, pero es importante recordar que muchas veces, hacer pasar un día entre una acción formativa y la segunda puede ayudar a transferir lo que se ha aprendido desde una parte del cerebro que gestiona el día a día, a la parte donde reside la memoria.

Las investigaciones sugieren que la cantidad y la calidad del sueño tienen un profundo impacto en el aprendizaje y la memoria.

El mindfulness como herramienta para mejorar el aprendizaje

La meditación y en particular la técnica mindfulness aplicada a nuestro día a día, son herramientas eficaces para gestionar el estrés, la ansiedad y la sobrecarga cognitiva. En el trabajo, también se pueden utilizar para impulsar el rendimiento individual y ayudar en el alcance de los objetivos. La plena consciencia puede ayudar a los empleados a alcanzar su máximo potencial, evitando el agotamiento, desbloqueando la creatividad y mejorando la concentración y, en última instancia, creando el pensamiento crítico.

Salud mental y autocuidado

Como profesionales de la formación es importante también dejar de pensar que la salud mental y el autocuidado se aplican solo para las situaciones extremas. La salud mental no es algo importante solo en caso de empleados “agotados”.

Trabajar teniendo en cuenta lo que puede influir positivamente en la salud mental de los demás y priorizar su autocuidado es algo que sí, se puede y debe hacer. 

Sabemos muy bien que las acciones formativas pueden resultar incómodas, generar estrés y agobiar a las personas que la reciben. Por eso, para aliviar muchas de las sensaciones negativas, conviene valorar los tiempos que se dan para la realización de estas actividades, dar la oportunidad de repasar o profundizar lo que no se ha aprendido y compartir el plan formativo con los estudiantes antes de empezar. Todo esto contribuye a mejorar el rendimiento de las acciones formativas.

Conclusiones

Lo que hemos aprendido en este artículo es que:

  1. Aprendizaje y memoria son dos caras de la misma moneda.
  2. El estrés, en cantidad elevada, puede influir negativamente en el proceso de aprendizaje. 
  3. Si queremos favorecer la retención del contenido, es mejor realizar actividades formativas que dejen el espacio a los participantes para tener un descanso adecuado.
  4. El mindfulness es una herramienta que puede ayudar a gestionar el estrés, la ansiedad y la sobrecarga cognitiva.
  5. Las acciones formativas pueden resultar incómodas, generar estrés y agobiar a las personas que la reciben. Por eso, para aliviar muchas de las sensaciones negativas, conviene valorar los tiempos que se dan para la realización de estas actividades, dar la oportunidad de repasar o profundizar lo que no se ha aprendido y compartir el plan formativo con los estudiantes antes de empezar.

 

 

  

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