Si bien las habilidades técnicas han sido tradicionalmente el punto focal en las estrategias formativas de las empresas se está observando una cierta transición hacia un enfoque holístico y completo en el que se tiene en cuenta especialmente las habilidades blandas, tales como la comunicación, pensamiento crítico o la resolución de problemas, cada vez más necesarias para adaptarse al cambiante mercado laboral. De hecho, según B-Talent, el 49% de las empresas españolas ya forman a sus empleados en estas ‘soft skills’.
En un mundo laboral cada vez más rápido, la competitividad se mide por las habilidades técnicas, pero cada vez más por las llamadas habilidades blandas, como la capacidad para resolver conflictos, la flexibilidad y la adaptación a los cambios, inteligencia emocional o habilidades de comunicación tienen cada vez más importancia a la hora de valorar a los empleados.
Por eso, las empresas están incorporando este tipo de competencias a sus estrategias de formación reconociendo su papel crucial en el rendimiento general, la productividad y la cohesión del equipo.
Pero ¿qué son las “soft skills”?
Se denominan soft skills a aquellas competencias personales, sociales y emocionales que permiten a los empleados interactuar de manera efectiva con los demás. Se consideran aquellas que tiene que ver con la comunicación, la empatía, la capacidad para resolver conflictos, el liderazgo, la adaptabilidad, la creatividad, la inteligencia emocional y el trabajo en equipo. A diferencia de las habilidades duras, que son más específicas y fáciles de medir, las soft skills son más difíciles de cuantificar, pero son esenciales para el éxito en el entorno laboral actual.
Existe una creciente demanda de soft skills en el mercado laboral y para para el 2025 las habilidades más demandadas en el mercado laboral incluirán competencias como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la resiliencia y la colaboración. Esto responde a la creciente complejidad de los entornos de trabajo, donde se requiere que los empleados no solo manejen conocimientos técnicos, sino que también sean capaces de adaptarse, colaborar en equipos diversos y gestionar situaciones de alta presión.
Beneficios de incorporar soft skills en nuestra organización
Empezar a incluir este tipo de habilidades en las estrategias de formación empresarial es importante por varias razones:
- Mejora de la comunicación interna y la cultura organizacional, ya que es un eje fundamental de una empresa. Habilidades como la escucha activa y la retroalimentación constructiva, promueven una cultura organizacional más abierta y cohesionada.
- Mayor capacidad para la resolución de conflictos. En un entorno donde el estrés y los desacuerdos son inevitables, las habilidades blandas como la empatía y la inteligencia emocional juegan un papel crucial en la gestión de conflictos.
- Ayuda a reducir el coste asociado a la rotación de personal y la pérdida de productividad.
- Adaptación al cambio, que es fundamental en un mundo en constante evolución. Aquellos empleados que son flexibles pueden ajustarse rápidamente a las nuevas condiciones y seguir siendo productivos. Las organizaciones que fomentan la adaptabilidad entre su personal a través de programas de formación pueden enfrentar mejor las crisis y transformaciones empresariales.
- Fomento del liderazgo en todos los niveles, no se limita solo a los altos mandos de la empresa. Hoy en día, las organizaciones buscan desarrollar líderes en todos los niveles, personas capaces de tomar decisiones, influir positivamente en sus compañeros y guiar a sus equipos hacia los objetivos. Invertir en el desarrollo de habilidades como la gestión de equipos, la delegación efectiva y la toma de decisiones mejora la capacidad de liderazgo y empodera a los empleados para asumir responsabilidades de manera más eficaz.
Retos a tener en cuenta
A pesar de los claros beneficios, incorporar las soft skills en la formación empresarial presenta ciertos retos, el principal es medir su impacto en términos cuantitativos. A diferencia de las competencias técnicas, cuyo dominio puede evaluarse mediante pruebas o certificados, las habilidades blandas requieren una observación más prolongada en el comportamiento y desempeño diario del empleado.
Además, el desarrollo de estas habilidades no ocurre de manera inmediata. Requiere tiempo, retroalimentación constante y un entorno que promueva el crecimiento personal y profesional. Las empresas que decidan implementar estos programas saben que los resultados se materializan a medio – largo plazo, pero serán fundamentales para el éxito sostenible de la organización.
Algunas de las estrategias formativas que se pueden poner en práctica en las empresas son:
- Programas de mentoría y coaching, que permiten el desarrollo de habilidades blandas guiados por expertos, que ayudan en el proceso y a identificar las áreas de mejora o en las que deben enfocarse.
- Simulaciones y actividades prácticas para que los empleados practiquen habilidades como la negociación, la resolución de conflictos y la toma de decisiones en un entorno seguro antes de aplicarlas en situaciones reales.
- Evaluaciones 360°: Las evaluaciones de retroalimentación 360° pueden proporcionar una visión más completa del desarrollo de soft skills, ya que permiten obtener opiniones de compañeros, supervisores y subordinados sobre el desempeño interpersonal de cada empleado.
- Píldoras formativas en las que se explican las habilidades blandas desde un punto de vista dinámico e interactivo como la comunicación efectiva, la resiliencia o la creatividad, incorporando ejercicios prácticos para resolver.
Incorporar las soft skills en la estrategia de formación de una empresa será una necesidad en 2025. Las organizaciones empezarán a invertir en el desarrollo de estas habilidades, no solo para mejorar la productividad y el desempeño de sus equipos, sino que también fortalecen la cultura organizacional, fomentan el liderazgo y afrontar los cambios.
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